Muriéndome de Frío

Si él midiera la fuerza, que su amor me provoca
y huyera al fin del mundo, igual lo alcanzaría.
Tenerlo en cautiverio... ¡absurda idea loca!
si me atreviera a hacerlo, veloz se escaparía.

El hombre y la mujer ¡Invierno y primavera!
¿Quién es luna y quién sol?, ¿quién frío o calor?
El besa con la mente y es fuego cual quimera;
¿la luna? se refleja... se entrega en el amor.

Jamás diré que un hombre, no haya dado su alma,
con más fuerza quizá, que una mujer lo ha hecho.
Hay amores que logran, hacer perder la calma,
si una pasión intensa,
enciende nuestro pecho.

Entré a su mundo mágico, las manos enlazadas;
sus besos y su piel, me fueron hechizando.
Y entre luces y sombras, cruzamos las miradas,
fundimos nuestros cuerpos... la noche agonizando.

Mi gran amor le causa, estragos en su vida;
su espacio y su rutina... le he modificado.
Rompí la soledad que estaba construida
y entró por su ventana mi viento huracanado.

Si yo aprendí a amarlo, también él es culpable,
Pues supo convertir... los sueños, realidades.
¡mi corazón tan terco! es firme como el sable,
¡jamás lo vencerán, las grandes tempestades!

Tal vez reprima al viento y lo convierta en brisa
y la tempestad cambie, por gotas de rocío.
La luna tras las nubes, mi soledad sin prisa;
El mar dormido ¿y yo? ¡Muriéndome de frío!

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